23 February, 2025
Primero, quiero comenzar por definir algunas de las palabras utilizadas en este artículo.
Podología: Disciplina sanitaria que tiene por objeto el estudio y cuidado de los pies. [Diccionario actual de la RAE - Real Academia Española]
Si bien la RAE no hace distinción entre pies de humanos y animales, es válido pensar que el término puede utilizarse también en la podología de équidos –caballo, asno, cebra y mula–. Por lo tanto, asumimos que aquellas personas dedicadas al estudio y cuidado del pie de cualquier équido son denominadas podólogos.
Esta disciplina incluye:
Herradores: personas dedicadas al recorte, mantenimiento y cuidado de los cascos de los équidos, utilizando la herradura como elemento adicional protector, terapéutico u ortopédico.
Recortadores –también denominados despalmadores, destacadores o desvasadores, según la región geográfica–: personas que se encargan del recorte, mantenimiento y cuidado de los cascos sin utilizar elementos adicionales, dejando al animal descalzo.
Por otro lado, están los recortadores y herradores que emplean elementos como botas u otras protecciones combinadas con diferentes materiales para mejorar la calidad de vida de los caballos en un entorno doméstico.
Casco: Estuche córneo que cubre la extremidad distal del pie de un équido.
Pie: Extremidad de los miembros inferiores de un ser humano o de los cuatro miembros de un animal.
Herrero: Persona que tiene por oficio labrar el hierro [RAE].
Herrador: Encargado de herrar las caballerías [RAE].
Según estas definiciones, asumimos que un herrero no es necesariamente un herrador, pero un herrador sí es un herrero.
Terapéutica: Conjunto de prácticas y conocimientos encaminados al tratamiento de dolencias. Sin.: terapia, tratamiento, cura, curación [RAE].
Ortopedia: Arte de corregir o evitar deformidades del cuerpo mediante aparatos o ejercicios corporales. Sin.: prótesis, rehabilitación [RAE].
Moderno: Perteneciente o relativo al tiempo de quien habla o a una época reciente [RAE]. Contrapuesto a lo antiguo o a lo clásico y establecido [RAE].
Tradicional: Que se transmite por medio de la tradición [RAE]. Que sigue las ideas, normas o costumbres del pasado [RAE].
Tradición: Transmisión de noticias, composiciones literarias, doctrinas, ritos, costumbres, etc., de generación en generación [RAE]. Doctrina o costumbre conservada en un pueblo por transmisión de padres a hijos [RAE].
Cuando menciono el término “podología tradicional”, me refiero a los conocimientos específicos sobre podología equina transmitidos de generación en generación, ya sea de padres a hijos o mediante literatura y centros de formación especializados.
Ahora quiero diferenciar lo que denomino “podología tradicional” y “podología moderna”.
A grandes rasgos, la podología tradicional equina se basa en el estudio del pie y la extremidad tomando como referencia un estándar idealizado. Todo pie de caballo que no se ajuste a ese estándar puede considerarse defectuoso o incorrecto.
Un pie que cumple con los estándares preestablecidos debe ser simétrico en las vistas frontal y palmar. Desde las vistas medial y lateral, debe seguir ciertos ejes y ángulos que garantizarían la comodidad del caballo tanto en reposo como en movimiento. Asimismo, las extremidades deben posicionarse en el suelo de manera que permitan al caballo mantener su cuerpo de forma saludable.
Según los principios mencionados, un caballo debe ajustarse a estos estándares para caminar cómodo y mantener sanas sus estructuras anatómicas. Si no cumple con ellos, se asume que estará incómodo y en riesgo de lesionarse.
¿Pero qué ocurre con los caballos que no cumplen con estos estándares? Es aquí donde surgen los centros de formación y la necesidad de aprender.
La realidad es que solo un pequeño porcentaje de caballos puede definirse como “correcto”. El resto es considerado “defectuoso” o “incorrecto”.
Bajo este principio, todo caballo «incorrecto» necesita ayuda especializada para poder caminar cómodo y mantenerse sano. Para ello, los centros de formación tradicionales exigen años de estudio y práctica. Sin embargo, la ciencia aún no ha encontrado todas las soluciones a los problemas que se presentan, por lo que la investigación sigue en curso sin un final visible.
Curiosamente, a nivel global, toda esta búsqueda de soluciones gira en torno a una sola cosa: el recorte plano del casco.
Sí, leyó bien: el recorte plano del casco.
Luego, sobre este recorte plano, se colocan elementos terapéuticos, ortopédicos o de protección para mejorar el movimiento del caballo y permitirle desempeñar su disciplina.
Cuando hablamos de un casco plano, nos referimos a un único plano con infinitas posiciones ancladas a un solo eje: la extremidad. Es como un plato equilibrándose en la punta de un taco de billar. Las posiciones del plato pueden ser infinitas, pero el plato sigue siendo uno solo.
Esto confirma la frase: “Lograr equilibrar un caballo recortando el casco de forma plana es solo cuestión de suerte”.
El gran problema es que la herradura puede ocultar muchos desequilibrios, incluso en movimiento, pero se sabe que a largo plazo el caballo acaba sintiendo dolor en alguna parte del cuerpo.
Paradójicamente, sin importar la conformación del caballo ni la postura adoptada, en la podología tradicional el recorte del casco siempre será plano. Y sobre ese plano se fijarán todo tipo de elementos en un intento de otorgarle al caballo el tan buscado “bienestar”.
En mi libro, represento este principio con una pirámide invertida. Debido a la falta de una base sólida, la búsqueda de soluciones se vuelve infinita.
Ahora veamos qué ocurre cuando invertimos esa misma pirámide.
En febrero de 1999, es decir, hace 26 años, comencé a observar que la suela del casco del caballo tiene un límite bien definido, una línea que separa lo que pertenece al pie de aquello que ha crecido. Actualmente, en nuestras escuelas, a ese límite lo denominamos “suela funcional” o “nivel 0”. Otras escuelas lo llaman suela viva o suela dura, pero es solo una variación de términos para referirse a la misma estructura.
Desde ese momento, comprendí que dicho límite se desplaza tanto en sentido horizontal como vertical, debido a que el casco es cerrado en la zona de pinzas y abierto en la zona de los talones.
Esa flexibilidad en sentido longitudinal del casco dio origen al concepto Balance F®. La letra "F" proviene de la palabra "flexibilidad".
La flexibilidad en el casco impide que ciertas estructuras del pie sufran lesiones, como los ligamentos colaterales cuando el caballo se desplaza sobre terrenos irregulares. Esta flexibilidad es natural y necesaria, ya que además proporciona una estimulación constante a las estructuras blandas internas del pie y está estrechamente relacionada con el sistema de irrigación sanguínea.
Cuando se comienza a tener en cuenta la suela funcional y se combina con la flexibilidad longitudinal del casco, la visión del pie y su interpretación cambian por completo. Se aprende a respetar sus límites y a detectar desequilibrios látero-mediales, lo que permite devolverle al caballo su equilibrio natural sin interferir en sus estructuras anatómicas. En definitiva, se invierte la pirámide.
Al seguir con precisión el nivel de la suela funcional, se descubre que aproximadamente el 99 % de las suelas no son planas. Estas pueden presentar un desequilibrio en sentido látero-medial, donde un lado se encuentra más bajo que el otro –falseo de flexión–, o bien, una depresión en forma de arco en la zona de las cuartas partes –falseo de arco–.
Ambos tipos de falseo son naturales y necesarios para el correcto funcionamiento del pie. Solo aparecen después de seguir el nivel 0 o nivel de la suela funcional. Si no se sigue este nivel, será imposible descubrir desequilibrios o puntos de presión.
El falseo de flexión es causado por una mayor carga en un lado del pie, como consecuencia de compensaciones que el caballo debe realizar o de defectos directamente relacionados con su conformación.
El falseo de arco es producto de un pie adecuadamente estimulado, lo cual es sano y natural. Sin embargo, también puede deberse a presiones en esa zona, provocadas por un exceso de longitud de la pared, lo cual no es natural ni beneficioso.
Este concepto de recorte del casco, basado en referencias naturales y visibles, es medible y reproducible con exactitud en cada recorte a lo largo de la vida del caballo. Permite respetar la conformación y postura de cada animal en cada etapa de su vida.
Así, los equilibrios en sentido dorso-palmar y látero-medial dejan de ser una cuestión de azar, porque en cada recorte se le devuelve al caballo su equilibrio perfecto y natural, adecuado para ese momento.
La podología tradicional lleva 26 años de atraso y, con cada año que pasa, el retraso y la pérdida de tiempo aumentan. Esta visión tradicional del pie del caballo insiste en sostener una pirámide invertida que, tarde o temprano, se derrumbará por falta de fundamentos.
Quienes vemos el pie de forma diferente, quienes respetamos con precisión cada una de sus estructuras y quienes sabemos que el 99 % de las suelas no son planas, nos resulta difícil aceptar que aún haya especialistas en podología equina que recorten un casco de forma plana.
Ya sea mediante un recorte o con una herradura caliente, nivelar un casco que no es plano solo genera puntos débiles y zonas de presión innecesarias.